“Estamos seguros de que la presencia militar de los Estados Unidos en Afganistán no ha beneficiado ni beneficiará a la seguridad de los afganos. Ellos solo buscan impulsar sus planes desestabilizadores en la región”, ha denunciado este domingo el jefe del Gobierno iraní.
Rohani, que se reunía con el nuevo embajador afgano en Teherán, la capital persa, Abdulqafur Lival, ha señalado que la presencia militar extranjera en cualquier país del oeste de Asia no ha generado más que inseguridad y problemas.
El mandatario persa ha destacado que la República Islámica respalda la soberanía nacional, la unidad y la integridad de Afganistán y siempre está dispuesta a contribuir a la seguridad y la paz en el país centroasiático.
En cuanto a las conversaciones de paz entre Estados Unidos y los insurgentes talibanes, Rohani ha dicho que cualquier acuerdo de paz sin tener en cuenta las opiniones del pueblo afgano y sus representantes no tendrá sentido y, ciertamente, no durará mucho en romperse.
El nuevo embajador afgano a su vez ha agradecido las ayudas brindadas por la República Islámica a su país y ha asegurado que Kabul no permitirá a ningún país que utilice su suelo contra Irán.
Desde 2001, Afganistán sufre una invasión por parte de EE.UU. y de sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que desplegaron tropas allí so pretexto de luchar contra la insurgencia de Talibán.
Paradójicamente, tras 18 años de una guerra, que se ha cobrado la vida de muchos militares estadounidenses y decenas de miles de civiles afganos, en la actualidad esta banda armada controla amplios sectores del territorio afgano.
Los talibanes rechazan cualquier diálogo directo con el Gobierno afgano, por considerarlo un “títere” de EE.UU. Esta banda armada ha mantenido varias rondas de conversaciones directas con EE.UU. en Doha, la capital de Catar, desde octubre de 2018, pero todavía dudan la voluntad de Washington de sellar la paz.